Introducción
Entre los estudiosos de las religiones
el nombre de Eliade es un referente obligado. Sus ensayos, tratados o su
Historia
de las creencias religiosas son y han sido fuentes obligadas de estudio.
Algunos de estos estudios ya habían
sido traducidos y publicados en nuestro país, pero también
habían sido olvidados o descatalogados. Hoy se vive una auténtica
fiebre de reedición o nueva publicación de las obras de Eliade.
Se rescatan ediciones, se amplía la oferta, y, lo que es sumamente
indicativo, se publica también su obra narrativa y memorialística.
Quizás este rescate de la figura
y obra de Eliade obedezca al creciente interés que la cuestión
religiosa suscita en los círculos culturales que antes habían
menospreciado la cuestión o la consideraban irrelevante. Como dijo
el propio Eliade, parece que el "futuro será religioso o no será".
Incluso cuando este interés viene justificado por una visión
sesgada: el papel de los fundamentalismos o de las motivaciones religiosas
en los conflictos del presente y previsiblemente del inmediato futuro.
Sea como fuere, bienvenida sea la actualidad
de Eliade. Pues, en efecto, en su inmensa obra late una curiosidad sin
límites por el fenómeno religioso, una mirada aguda sobre
su variedad y su profunda unidad. Seguir la obra de Eliade permite abismarse
en las manifestaciones más diversas, de Oceanía a América,
de las religiones primitivas a los fenómenos pseudoreligiosos de
la modernidad. Su inmensa erudición podría llegar a abrumar,
pero un estilo ágil y eléctrico permite que lectores de muy
diverso nivel (desde el especialista hasta el aficionado) puedan gozar
de sus enseñanzas.
Una generación rumana
Como es lógico en un intelectual
de su envergadura, su obra se nutre y a la vez vivifica las disciplinas
más diversas, de la antropología a la mitología, pasando
por la historia o la sociología.
Siendo como fue, por su biografía
personal e intelectual, un hombre ecuménico, él mismo había
dicho que en principio sólo "pretendía ser un escritor rumano".
Y es que repasando pasajes de sus memorias, por ejemplo sus diarios de
1945-1948, se constata que su verdadera y declarada vocación era
la de novelista. Por lo que parecería, según su propia confesión,
que su ingente obra en el campo de la historia de las religiones fuera
un mero accidente. Visto retrospectivamente, es seguro que Eliade pasa
a la Historia por este "accidente", más que por su obra narrativa,
aunque ésta contenga algunas obras memorables. El destino le desmintió
su vocación. Como también fue el destino o el azar, además
de su voracidad y curiosidad, el que lo llevó a un periplo que,
tras su nacimiento en Bucarest, se inicia en la India y concluye en EE.UU.
Pero él quiso ser rumano. Y ciertamente, si repasamos, otros nombres
ilustres de la intelectualidad rumana del siglo XX, veremos que un aire
de familia los une. Citemos algunos de los más destacados: Emil
Cioran (1911-1995) y Eugene Ionesco (1912-1994), con los que compartió
amistad y exilio en Francia. El filósofo más "nihilista"
del siglo XX (Cioran) y el creador del "teatro del absurdo" (Ionesco) comparten
con Eliade una altura intelectual que obliga a preguntarse por las fuentes
de esta generación rumana. Otros rumanos ilustres de la misma generación
fueron Jean Negulesco (1900-1993) y Tristan Tzara (1896-1963), uno de los
creadores del dadaísmo.
Una sólida formación, quizás
más sólida por estar ubicados en un ambiente a priori "provinciano",
su pertenencia a un país que en la periferia sufre la crisis de
la conciencia europea, el drama de la elección entre el supuesto
"futuro luminoso de la humanidad" (el comunismo) y el apego a la tradición,
pueden ser factores que expliquen la emergencia de esta generación.
En unos condujo a la expresión de una conciencia desgarrada, como
en Cioran o Ionesco; en otros, como Eliade, condujo a una búsqueda
de las raíces de ese desasosiego, que serían las raíces
religiosas. Él mismo había dicho que la razón de su
vehemente investigación de las religiones es porque en ellas percibía
"toda la nostalgia y el entusiasmo que percibo en el hombre moderno".
De Bucarest a Chicago
Esta búsqueda no se circunscribe
al ámbito que le sería propio, el de las religiones de Occidente.
Su impulso es más universal, y se dirige en primer lugar hacia Oriente.
En efecto, a los 21 años de edad (en 1928) se traslada a India para
ampliar sus estudios y preparar la que sería su tesis doctoral.
En sus tres años de estancia traba conocimiento con Dasgupta, ilustre
historiador de las religiones y filosofías de la India (véase
su monumental History of Indian Philosophy, en 5 volúmenes),
y también con la hija de éste, lo cual incomodó al
maestro. Regresó a Bucarest en 1931 donde ejercería la docencia,
pero ya "tocado" por ese aire orientalista de profundo respeto por el hecho
religioso.
Fruto de ese profundo conocimiento de las
religiones de Oriente es la publicación más adelante de su
tesis en francés: es la conocida obra Yoga. Inmortalidad y libertad.
En ella ya se observan los rasgos propios de su aproximación metodológica
y de su estilo: el yoga es abordado en cuanto escuela específica,
en cuanto práctica del conjunto indisoluble cuerpo-mente, y como
hilo presente en todo el recorrido de las creencias y de las religiones
indias (con interesantes incursiones en los paralelismos que pueden establecerse
entre las prácticas yóguicas y otras de otras latitudes o
épocas, por ejemplo la kenosis de los monjes ortodoxos del Monte
Athos). Es decir, una presentación en profundidad, "desde dentro"
y a la vez histórica, y por otra parte repleta de sugerencias, de
apuntes transversales.
Esas características se mantienen
y se desarrollan a lo largo de sus posteriores estudios y publicaciones.
Con una actitud desbordante y una inmensa capacidad de trabajo, tal como
atestiguan sus diarios de sus primeros años de exilio. Pues, en
efecto, en 1940, ya iniciada la II Guerra Mundial, abandona Rumanía
por motivos personales y políticos, y tras estancias en Lisboa y
Londres se instala en París en condiciones muy precarias. Sin recursos,
en una habitación gélida en los inviernos, escribe y estudia
en jornadas de 15 horas de trabajo. En ellas intenta hacer compatible su
labor ensayística y la narrativa, aunque el reconocimiento, que
tarda en llegar, le viene del lado de la ensayística.
Finalmente, ya con un reconocimiento creciente,
es llamado a Estados Unidos en 1956, donde se instala y es admitido en
la Universidad de Chicago. En esa universidad alcanza sus mayores méritos
académicos impartiendo sus cursos de Historia de las religiones,
hasta su muerte en 1986.
Un tratado sin método
De esa larga etapa americana proviene parte
importante de las publicaciones de Eliade. Una etapa en la que se consagra
como una de las voces más autorizadas en el estudio de las religiones.
Su obra abarca los más diversos
temas y panorámicas, desde el ensayo preciso (por ejemplo El
Chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis) a las
monografías (por ejemplo Patanjali y el Yoga), al ensayo
de síntesis (por ejemplo Mito y realidado El mito del eterno
retorno), a la historia sistemática (su inacabada Historia
de las creencias y de las ideas religiosas) y el tratado (su imprescindible
Tratado de historia de las religiones).
Lo que esta vasta obra señala es
una intención básica: la de rescatar la historia de las religiones
de la fría y distante erudición que le precedía o
le rodeaba. Para Eliade el hecho religioso es un hecho vivo, incluso cuando
se estudia su recorrido histórico. Según él mismo
definió, "la historia de las religiones no se limita simplemente
a una disciplina histórica, ... es igualmente una hermenéutica
total llamada a explicar cualquier clase de contacto del ser humano
con lo sagrado".
Por eso, el mérito de Eliade consiste
en haber rescatado esta disciplina de una especialización erudita
y fría, de unas pautas interpretativas en clave materialista o freudiana,
todas ellas ajenas y externas al hecho religioso mismo. Es así que
definimos su actitud como un estudio "desde dentro", y su método
como una hermenéutica total que acude a campos o enfoques diversos
(el fenomenológico, el simbólico, el histórico, el
mitológico, incluso el literario). Y ello sin pérdida de
rigor o erudición, pero eso sí con una capacidad transversal,
sintética, panorámica, y sobre todo sugestiva, que puede
tocar la sensibilidad del lector actual. Él no disecciona cadáveres,
sino que observa cuerpos vivos, aunque sean cuerpos del pasado. Este tipo
de actitud le acerca al enfoque jungiano con el que compartió inquietudes
en el llamado círculo Eranos. También es reconocible la influencia
de la revolucionaria obra Lo santo de Rudolf Otto.
Es por ello que debe agradecérsele
también un estilo directo. De hecho este rasgo no es sólo
estilístico, forma parte del todo de una actitud. Eso se ve muy
claramente en una de sus obras cumbres: el Tratado de historia de las
religiones. Contra lo que puede esperarse de un Tratado, parece que
la exposición no contenga una metodología precisa, o al menos
–y eso también se agradece- no contiene farragosas disquisiciones
o introducciones metodológicas. Sólo encontramos una breve
presentación a cargo de Georges Dumézil, un escueto prólogo
a cargo del autor y un primer capítulo que aborda cuestiones de
método pero ya entrando en materia, en este caso en la cuestión
de las hierofanías.
El método va desarrollándose
a lo largo de la propia obra, en la forma de abordar cada temática,
con la intención siempre expresa de mostrar una panorámica
y un entendimiento sintético.
Ávida curiosidad y capacidad
narrativa
Probablemente esta actitud metodológica
no sólo responda a una elección consciente en el campo propio
de su disciplina. Se adivina ahí también al narrador. Y una
curiosidad sin límites, curiosidad que un exceso de rigor metódico
limitaría.
En efecto, su estilo ensayístico
es profundamente narrativo, incluso mítico. Y su curiosidad le lleva
a recorrer fuentes dispares, enfoques distintos, temáticas aparentemente
lejanas pero en las que él descubre relaciones significativas. Toda
esa red de relaciones ha de ser descubierta mediante un método eminentemente
literario: la literatura posee esa libertad que a veces el ensayo no posee.
Un ejemplo elocuente es su ensayo De Zalmoxis a Gengis-Khan. Esta
obra se inicia en la figura mítica de la Dacia neolítica,
figura que fue retomada por la escuela pitagórica, y tras numerosas
incursiones en las religiones y el folklore de la Europa Oriental fija
su atención en el jefe mogol del s.XII-XIII y aún se adentra
en las expresiones cristianas del dualismo.
Todo este amplio análisis, hecho
con rigor y amenidad, sólo puede hacerse con la maestría
de Eliade, y con su capacidad narrativa, aunada a un conocimiento profundo
y detallado de las fuentes manejadas.
Es tal el dominio de la materia por parte
de Eliade que pocos podían atreverse a elaborar a título
individual una Historia de las creencias y las ideas religiosas
de alcance universal. Obra inacabada e interrumpida a su muerte, ofrece
sin embargo en sus tres volúmenes una panorámica muy completa
(su discípulo Ioan P. Couliano se encargó del cuarto y último
volumen). Pero, al margen de su capacidad individual, también debe
destacarse su capacidad para las obras colectivas. En esta línea,
la obra más destacable es The Encyclopedia of Religions,
obra por él dirigida que consta de 16 volúmenes.
El narrador
Pero, como ya dijimos antes, la vocación
más profunda de Eliade era la de narrador, aspecto en el que fue,
a pesar suyo, menos reconocido. Ahora, con la reciente publicación
de esta parte de su obra, el reconocimiento ha llegado. En esta faceta,
Eliade se muestra formalmente bastante tradicional: entiende que la novela
ha de contar una acción, describir unos personajes y sugerir una
conclusión. Es indicativo, por ejemplo, que criticara las novedades
formales de un Joyce. No significa eso que su narrativa pretenda un realismo
a ultranza. Al contrario, en muchas de sus novelas y relatos se respira
una atmósfera irreal y mágica. Quizás la obra más
lograda en esa línea sea Medianoche en Serampor, conjunto
de dos relatos que convencionalmente podrían clasificarse dentro
del género fantástico o exótico, pero que por su profundidad
espiritual desbordan tal estrecha clasificación. También
a ese género pertenece la novela corta La señorita Cristina,
una "historia de fantasmas y de amor" situada en su Rumanía natal.
La mayor parte de la obra narrativa de
Eliade sitúa justamente la acción en Rumanía, como
si las raíces le obligaran a retomar los paisajes de su infancia
y de su juventud incluso tras largos años de ausencia. En alguna
de ellas, como la ambiciosa La noche de San Juan, se recrea el clima
cultural y político de la Rumanía de entreguerras.
Al margen de que consideremos que su obra
narrativa es más irregular que la ensayística, aunque contenga
obras muy notables, su sola producción da fe de un espíritu
inquieto, abierto a una forma de contar que supera la rigidez del simple
erudito. Esa característica también es visible en sus diarios
y memorias. Constituyen el valioso testimonio de uno de los intelectuales
más agudos de ese siglo, de un siglo que quiso enterrar la religión
y acabó reencontrándola.
Nota biográfica
Mircea Eliade nació en Bucarest
en 1907. Se licenció en filosofía en 1928. Partió
a la India, donde residió hasta 1931 estudiando sánscrito,
filosofías y religiones en Calcuta al lado de Dasgupta. También
vivió aislado en el Himalaya durante seis meses. De vuelta a Rumanía
se doctoró con una tesis sobre el Yoga, antecedente de su famosa
obra Yoga. Libertad e inmortalidad. Enseñó hasta 1939
historia de las religiones. Al estallar la II Guerra Mundial fue nombrado
agregado cultural en Londres. Se exilió en París en 1945,
donde acabó enseñando en la Sorbona. En esta etapa de su
estancia en Francia se fraguó su prestigio: publicó, entre
otros, su Tratado de historia de las religiones (1949). Colaboró
con Jung en el círculo Eranos y con Jünger en la Revista "Antaios".
En 1956 se trasladó a EE.UU., instalándose en Chicago, en
cuya universidad desarrolló hasta su muerte en 1986 su labor docente
e investigadora. Entre sus numerosas publicaciones destaca su inacabada
Historia
de las creencias y de las ideas religiosas (1976-1985) y la dirección
de la obra en 16 volúmenes Encyclopedia of Religions.
Bibliografía
Esta bibliografía no pretende ser
exhaustiva. Se presenta por orden alfabético, según géneros,
y según las ediciones más asequibles.
Alquimia asiática. Paidós,
Barcelona, 1992
El Chamanismo y las técnicas
arcaicas del éxtasis. Fondo de Cultura Económica, México,
1992
Cosmología y alquimia babilónicas.
Paidós, Barcelona, 1993
Herreros y alquimistas. Alianza,
Madrid, 1996
Historia de las creencias y de las ideas
religiosas. 4 vols. Paidós, Barcelona, 1999.
Imágenes y símbolos.
Taurus, Madrid, 1992
Iniciaciones místicas. Taurus,
Madrid, 1989
Mefistófeles y el Andrógino.
Labor, Barcelona, 1984
El mito del eterno retorno: arquetipos
y repetición. Alianza, Madrid, 1998
Mito y realidad. Labor, Barcelona,
1985
Mitos, sueños y misterios.
Grupo Unido de Proyectos y Operaciones, 1991
Ocultismo, brujería y modas culturales.
Paidós, Barcelona, 1997
La Prueba del laberinto. Cristiandad,
Madrid, 1980
Lo sagrado y lo profano. Paidós,
Barcelona, 1998
Tratado de historia de las religiones.
Cristiandad, Madrid, 1981
El vuelo mágico y otros ensayos.
Siruela, Madrid, 1997
Yoga. Inmortalidad y libertad. La
Pleyade, Buenos Aires, 1977
De Zalmoxis a Gengis-Khan. Cristiandad,
Madrid, 1985
Obra en colaboración
The Encyclopedia of Religions. 16
vols. Ed. dir. M. Eliade. MacMillan, New York, 1987
Eliade, Mircea ; Couliano, Ioan P. Diccionario
de las religiones. Círculo de Lectores, Barcelona, 1997
Eliade, Mircea ; Kitagawa, Joseph M. Metodología
de la historia de las religiones. Paidós, Barcelona, 1996
Narrativa
Boda en el cielo. Ronsel, Madrid,
1996
El burdel de las gitanas. Siruela,
Madrid, 1995
Los jóvenes bárbaros.
Pre-textos, Valencia, 1998
Medianoche en Serampor. Anagrama,
Barcelona, 1981
La noche de San Juan. Herder, Barcelona,
1998
La señorita Cristina. Lumen,
Barcelona, 1994
Tiempo de un centenario. Kairós,
Barcelona, 1999
El Viejo y el funcionario. Laia,
Barcelona, 1984
Diarios y Memorias
Diario íntimo de la India.
Pre-textos, Valencia, 1998
Diario íntimo indio (1929-1931):
novela indirecta. Pre-textos, Valencia, 1997
Fragmentos de un diario. Espasa-Calpe,
Madrid, 1979
La India. Herder, Barcelona, 1997
Memoria. Tomo 1. Las promesas del equinoccio.
Taurus, Madrid, 1983
En Internet
Mircea
Eliade (1907-1986)
Mircea
Eliade
http://www.westminster.edu/staff/brennie/eliade/mebio.htm |